En Chile, desgraciadamente, las evidencias son muchas y se las encuentra en todo el país, de norte a sur. Y el dolor del crimen es siempre inmenso. Recuerdo haberlas visto en Pisagua y tomé fotos que fueron agregadas a un artículo de Andrés Bianque, “Pisagua o la memoria a tajo abierto” http://www.alterinfos.org/spip.php?article1447#forum785 . Y recorriendo la faja de tierra que es Chile me dí cuanta que más que loca, como se dijo una vez, veo que es más bien produce recuerdos de represión… He recorrido muchos lugares, memoriales y otros que no lo son. Cárceles donde se encierra con sadismo a los que hoy quieren luchar por sus derechos, como son los presos políticos mapuche. Siempre el mismo espectáculo. Hoy he leído una carta a un Director, en Temuco y encuentro otra evidencia de por que es fundamental la memoria histórica. A 37 años del crimen en el Regimiento Tucapel de Temucohttp://www.elperiodico.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=1521:visita-inspectiva-al-hospital-hernan-henriquez-de-temuco-&catid=69:cartas-al-director aparece esta carta que se atreve a recordar lo que fuera este insulto a la memoria. Es más: una triste evidencia de por qué en Chile (ni en ningún otro lugar del mundo), no es aceptable tener una Justicia Militar. Los crímenes que denuncia esta carta al director, en Temuco, nos llevan a la fuente. ¿Cómo se puede justificar, sin ser un bandido, que un sector –el victimario- justifique sus acciones? Ningún crimen puede ser juzgado por quienes los cometen o por sus pares en cometerlos. Una carta desgarradora y que muestra que el pretendido Chile Transparente, un Estado de Derecho, Democrático, Moderno, Justo y tantas mentiras más necesita, para serlo, una Constitución que ponga las leyes iguales para todos. No hay nada que justifique estos crímenes ni la vergüenza de poder esconderlos porque los asesinos se auto-declaren superiores al resto de los ciudadanos y se los deje hacerlo. Las leyes represivas, los fiscales y Testigos del Ministerio Público que el Estado nos pone por delante son la prueba de que en Chile NO HAY JUSTICIA. Un país no es decente por el simple hecho de tener grandes fortunas… especialmente cuando estas fueron “facilitadas en su gestión” gracias a los crímenes que el sistema escondía, comprando conciencias. Cuando hay quienes ponen en jaque a ese mismo poder, este muestra los dientes y otra vez reprime a quienes se atreven a establecer demandas justas, como es el caso del pueblo Mapuche. Pese a las promesas les aplican esa “justicia” de marras, de mentiras. También el sistema que no considera el derecho de informar y de ser informado como real, esconde los crímenes y las violaciones que permiten lo que sucede en Los Pelambres, donde sólo cuenta el poder del Grupo Luksic y la connivencia que consigue de sus pares empresarios y del poder. En las minas del norte se roban el agua y secan ríos y se acaba el agua para la vida: el país no tiene recursos porque todo es privatizado con esas mismas leyes. Las Forestales destruyen el medio ambiente y se excluye a los pueblos de su historia, de sus medios para vivir y de su condición de seres humanos respetables. Ese Regimiento Tucapel donde se cometieron tantos crímenes y donde tuve la triste suerte de “conocer contra mi voluntad”, tiene cuentas que rendir a muchos, al país entero. Estuve allí –“visitándolo desde la cárcel”- en las noches cuando algunos eran asesinados y todos torturados. Algunos tuvimos mejor suerte porque salimos vivos. La lista de ese horror es demasiado larga para que se pueda tener la inmoralidad de esconderla con esta “justicia militar”.
Mientras los crímenes como el denunciado no vean la justicia, la reparación y se desarrollen los mecanismos verdaderos para que nunca más vuelvan a suceder, Chile seguirá siendo mediocre, de gobiernos oportunistas, injustos, sin equidad y sin moral. No se sale de una dictadura sin la eliminación de “sus leyes” ni escondiéndose en la farándula. Por esto es que el gobierno actual, tributario de la dictadura como ningún otro grupo, quiere eliminar los presupuestos para el fortalecimiento de los Derechos Humanos y la construcción de una Memoria Histórica, duradera, y que prevenga el regreso a los horrores vividos y que no se olvidan. Un párrafo de esa carta dice: “Los oficiales y su tropa dispararon repetidas veces sobre los siete martirizados. Como algunos de ellos aún mostraban señales de vida, les rematan con nuevas ráfagas de sus armas”. Nadie que crea en la justicia puede pretender que Chile sea el ejemplo que no puede ser si no cambia absolutamente su actitud actual.
Vocero del Secretariado Europeo de la Comisión Ética Contra la Tortura CECT-SE
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